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Psicología y psicólogos en Bogota Psicología Familiar | Fundanita

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El tiempo en consulta

El tiempo en consulta

¿Sabes qué es el tiempo? Algunos dicen que se pierde, otros prefieren ahorrarlo, y otros hacen muchos esfuerzos por ganarlo, sin embargo es algo que ni se puede tocar. El tiempo es una medida subjetiva, es decir inventada, que pretende dar cuenta del cambio de algo que puede cambiar. El tiempo, si la pasamos bien probablemente nos haga falta, y si la pasamos mal se nos hace eterno.

Una de las preguntas que más a menudo se hacen los consultantes en psicoterapia es: «¿Cuánto tiempo se demora el proceso con un psicólogo para cambiar?», “¿En cuánto tiempo me cambia doctor?”. Yo pienso que la responsabilidad del terapeuta es responder «eso depende de usted». Una respuesta, para uno como consultante, curiosa en una situación donde vamos a buscar algo en otro que creemos no tener. Esa respuesta hace parte de lo que algunos llaman proceso de empoderamiento, a la final es nuestra vida y nuestra única responsabilidad es hacernos cargo de nosotros mismos.

Los que somos psicólogos apostamos al cambio por voluntad, al cambio por conocimiento, creo que muy pocos optamos por el cambio inducido o el cambio obligado a menos que sea completamente necesario, y aún nos preguntamos si es verdaderamente posible. Estoy convencido de que todos deberíamos hacernos cargo de nuestra vida, y lo hacemos, solo que en ocasiones no muy conscientemente, es por eso que darnos cuenta de nuestra responsabilidad con nosotros mismos se vuelve importante a la hora de avanzar en el proceso terapéutico.

Una condición importantísima es que el psicólogo no sea un consejero más, el cantinero de un bar que escucha y nos aconseja no es un psicólogo, un psicólogo emplea una base teórica construida sobre bases científicas y en algunos casos construida sobre pensamientos filosóficos, con la intención de dar cuenta de nuestro comportamiento, sueños, deseos, relaciones, respuestas condicionadas, triangulaciones, ciclos repetitivos, emociones, y adelantarnos al problema, señalarlo y traerlo frente a los ojos del consultante para que éste lo resuelva.

Y si es así, ¿por qué en la calle algunos dicen que una terapia con un psicólogo puede durar años?, ¿es que acaso se aprovechan de la gente?, algunos solamente trabajan diez horas contigo y ya te dicen que no puedes cambiar, o que no quieres. ¿Cuántas sesiones son pocas?, ¿cuántas sesiones son muchas?

Pasa que somos humanos, todos, hasta un psicólogo es humano, eso significa que al aplicar la teoría, un psicólogo está permeado por emociones, recuerdos, prejuicios, construcciones sociales, percepciones, religión, país, ciudad, tiene un sistema familiar, unos marcos de referencia, hasta está condicionado por el clima y la silla donde se sienta. Este sin número de variables hace caprichosa la dinámica de intervención con un psicólogo. Nosotros como psicólogos tratamos de monitorearnos, pensamos, y también vamos al psicólogo, para poder anticiparnos al síntoma que vienen a mostrarnos en consulta, sin embargo en ocasiones no es tan sencillo.

Pasa que también los consultantes son humanos, y es un humano atormentado por un problema que no sabe nombrar, que no sabe explicar, que no sabe encontrarle solución, que tiene mil actores y un solo protagonista, a final de cuentas, un consultante posiblemente es también un humano que no quiere ver su problema. Como no quiere verlo, no lo dice. En mi consulta, no hay un solo consultante que me haya llegado a decir, “se cuál es mi problema”, primero porque no estaría en mi consultorio, y segundo porque eso no sería un problema. En ese orden de ideas, hace falta tiempo en muchas ocasiones para que el consultante esté dispuesto y listo para hablar sobre su verdadero problema, para dar una leve pista de donde está el “meollo del asunto”; hace falta tiempo para que el consultante acceda a ver lo que el psicólogo está mostrándole insistentemente para que cambie; hace falta tiempo para que el consultante asimile el cambio y su síntoma desaparezca.

Claro, siempre hay alguno de nuestro gremio que considera infalible sus tácticas y técnicas en consulta, probablemente se valga de instrumentos estadísticos y de pruebas estandarizadas para no tener que enfrentarse a la tediosa tarea de escuchar los significados en la narración de alguien que la mayoría del tiempo no habla de lo que necesitamos saber. Puede que al final sea un ejercicio que no necesita de un humano para su ejecución, y sea necesario eliminar la parte humana en el psicólogo para que el número de sesiones en la resolución de un problema sea menor. Con instrumentos y pruebas, desde mi punto de vista, accedemos a lo puramente superficial, accedemos al consultante que es considerado también una máquina, desprovista de historia y de emociones.

En 120 años de la psicología científica, y en milenios de historia de la humanidad, existen millones de herramientas y tácticas que son utilizadas en consulta para que el consultante exprese lo necesario, vea lo importante y cambie lo esencial, todas son valiosas, todas son efectivas, todas tienen razón de ser, siempre y en la medida que las personas sentadas en un consultorio, durante una hora aproximadamente, sean humanos, tengan emociones e historia, todas van a funcionar distinto, dependiendo del que las utilice y también del que las reciba. No hay fórmula fija para todos, pero si hay una que se nos acomoda más.

En conclusión, interacción entre consultante, psicólogo y teoría, hace posible el trabajo en la clínica. El número de sesiones que se necesitan para cambiar, el tiempo requerido para mejorar esta dado en la ecuación anterior, donde el consultante permite y decide, el psicólogo interviene, guía y facilita, y la teoría da herramientas, parámetros e interpretaciones.

El tiempo en consulta es variable, nosotros como psicólogos debemos tener claridad sobre el significado del tiempo en nuestra consulta, debemos tener claridad sobre lo que es y puede llegar a ser, tal vez un límite, tal vez un facilitador, tal vez un fracaso, tal vez nada, tal vez todo.

Ps. Fredy Certain

FundAnita IPS

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