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Psicología y psicólogos en Bogota Psicología Familiar | Fundanita

Carrera 70D # 48A - 78

Bogotá D.C - Colombia

Lunes a Viernes

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Sábados

7:00 AM a 1:00 PM

50 – 50. Pautas de Crianza

Para no ir tan lejos la historia de Mariana, mi hermosa hija, comienza cuando miré a su mamá y le sonreí, ella me miró y me sonrió, en ese momento comienza la historia de una relación y la comenzamos los dos, se manifiestan los patrones y la dinámica de dos historias familiares, emergiendo para crear una nueva.

Un día una célula de la reproducción humana femenina y una masculina se encontraron para formar juntas su propia historia, era Mariana que comenzaba ya a existir físicamente sin que nadie lo supiera, ella es el resultado de esa combinación: cincuenta por ciento de genes aproximadamente de mamá con toda su historia y el otro cincuenta por ciento los de papá con toda su historia.

Esos cincuenta y cincuenta por ciento son la misma cantidad que influenciamos papá y mamá en la vida de Mariana; influenciamos todos sus procesos de desarrollo y de aprendizaje: social, emocional, afectivo, etc., se encuentra en este preciso momento aprendiendo cómo es un hombre, cómo actúa, como se relaciona, cómo debe tratar a las mujeres y cómo resuelve los problemas, y lo está aprendiendo especialmente de mí: el hombre más importante en su historia; paralelamente se encuentra aprendiendo cómo es una mujer, cómo actúa, como se relaciona, cómo debe tratar a los hombres y cómo resuelve los problemas, y lo está aprendiendo de la mujer más importante en su historia: su mamá; se encuentra aprendiendo cómo debe relacionarse con los demás por lo que está registrando, absorbiendo, codificando, aprendiendo especialmente de nosotros dos: sus padres.

Si la mamá está bien y yo estoy bien, porsupuesto las probabilidades de que Mariana esté bien serán mucho mayores, tendrá cien por ciento de influencia positiva por parte de esas dos personas más importantes en su vida y los factores de riesgo serán probablemente minimizados. Si la relación que aprende de esos dos referentes tan importante en su vida es de respeto, cordialidad, calidez, claridad y demás, lo que podremos esperar de nuestra hija son procesos de desarrollo caracterizados por el respeto, la cordialidad, la calidez, la claridad y demás: esto es lo que queremos!.

Si en cambio, alguno de los dos referentes no se encuentra emocional y psicológicamente bien la influencia que tenemos sobre Mariana igualmente se hará notar. Si por ejemplo mamá lleva una vida estable, con una adecuada salud mental, con equilibrio, con paciencia para guiarla y educarla, respetando mi importancia, influencia y autoridad como papá, pero yo por el contrario llevo una vida inestable, sufro, no elaboro situaciones del pasado, maltrato, descalifico, desautorizo, lo que podremos esperar de nuestra hija es que no esté del todo bien! Aún así, con uno de los dos principales referentes con equilibrio y bienestar, Mariana no estará del todo mal: tendrá cincuenta por ciento de influencia hacia la inestabilidad y cincuenta por ciento de influencia hacia la estabilidad.

El panorama no sería muy alentador si tanto ella como yo (los padres) estamos mal. Ese porcentaje de influencia 50 – 50 en los procesos de desarrollo de Mariana por parte nuestra es tan implacable que si la relación entre nosotros es tensa, maltratante, descalificante y demás, lo que podremos esperar de nuestra hija en desarrollo es que sus proceso de socialización, aprendizaje, individuación, etc. sean maltratantes, descalificantes y sea potencialmente más susceptible al desarrollo de dificultad, se encontraría en riesgo.

Los terapeutas de FundAnita enfrentamos día a día casos con niños, niñas y adolescentes con todas las dificultades más temidas: ideación suicida, consumo de sustancias psicoactivantes, conductas delincuenciales, bajo rendimiento académico, rebeldía, etc. Lo primero que yo hago en la consulta, con ese consultante menor de edad que llevan por “ser el problema”, es tratar de conocer y entender el funcionamiento del sistema familiar a través de la narrativa y la percepción de ese niño, niña o adolescente y veo como la ecuación se repite casi inequívocamente una y otra vez: papá y mamá no están bien, algo en el sistema familiar no está bien.

Las reflexiones que realizo, con amor por mi hija e interés por mi profesión, me permiten tener una mirada más allá del “niño problema”, me permite ver al niño o niña sentado en primera fila en el teatro de la vida y a sus padres como los principales actores frente a él, mientras lo aprende TODO de las personas más importantes en su vida.

La historia de mi hija se sigue construyendo y estoy a tiempo de resignificar muchas cosas de la mía y trataré de asegurar mi cincuenta por ciento, dando el cien por ciento para construir una historia y una realidad positiva. Quiero estar bien, quiero que mamá esté bien, lo quiero porque lo necesitamos y es lo que nos merecemos y así, como un plus maravilloso, nuestra hija tendrá las mejores opciones para un desarrollo adecuado, sano y feliz.

Ps. Mg. Javier Bohórquez

FundAnita Ips

 

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