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Psicología y psicólogos en Bogota Psicología Familiar | Fundanita

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Síndrome de Alienación Parental Una forma de Maltrato Infantil

La infancia es la etapa del ser humano que inicia con el nacimiento y se extiende hasta la pubertad; desde el momento del nacimiento el niño y la niña tienen capacidades físicas, psicológicas y sociales que le permiten aprender, ser seres sociales, sujetos plenos de derecho y constructores activos de sus proyectos de vida. Con este concepto, la Convención Internacional de los Derechos del niño desde el año 1989, ha tenido que trabajar con diferentes países en la protección integral de sus niños, niñas y adolescentes, enfatizando que éstos ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a crecer y desarrollarse en ambientes con óptimas condiciones, que potencien sus capacidades y garanticen su bienestar, y más cuando algunas situaciones ponen en riesgo sus derechos y su bienestar emocional, como podría ser el divorcio o la separación entre sus padres y la forma como se presenta esta forma de separación.

Con la divulgación del nuevo enfoque de los derechos de los niños y las niñas, diferentes estudios científicos confirman que la infancia representa un periodo crucial para el ser humano en la construcción de la identidad, personalidad y comportamiento social; esto debido a los procesos de maduración neurológica, al desarrollo emocional e interacciones sociales que suceden desde la gestación hasta que se termina esta etapa de la vida.

El papel insustituible de la familia para el desarrollo del ser humano en esta etapa de su vida no se puede cuestionar; su papel en el favorecimiento del desarrollo integral, en el fomento de la salud, la nutrición física y emocional, en la creación de ambientes saludables, seguros, protectores, participantes y democráticos, son fundamentales.

Importante destacar que el modelo de familia tradicional ha tenido en los últimos años grandes cambios tanto es su estructura como en su entramado relacional, presentándose en los últimos tiempos separaciones y divorcios, generando nuevas tipologías familiares. El problema para los niños surge no por el hecho de que los padres responsablemente deseen separarse y/ o poner fin a su vida en común, sino cuando los padres hacen partícipes a sus hijos e hijas de los conflictos que ha generado la separación y el problema de la pareja; entonces los niños se ven inmersos en los problemas de los adultos, tomando partido en dicho conflicto.

En una separación o divorcio tanto el padre como la madre con quien viva el niño tiene que garantizar la relación con ambos tras la separación, quien se separa es la pareja, no los niños de sus padres; las visitas por ejemplo, son importantes y cumplen con algunas funciones psicológicas, entre ellas: 1. Protegen los derechos del niño para que tenga acceso al progenitor que no tiene la custodia, al igual que los de éste último. 2. Así mismo, permiten proteger el vínculo emocional entre el niño y sus progenitores proporcionándoles modelos de roles alternativos y 3. Permite que el progenitor que tiene la custodia descanse temporalmente de sus responsabilidades arduas en la crianza cuando le corresponde al otro progenitor el cuidado de sus hijos/hijas.

De acuerdo con los estudios realizados en muchos lugares de Europa, Estados Unidos y Canadá, por la frecuencia con que se produce y por sus graves consecuencias para la relación del niño con el padre que no tiene la custodia, es el de las interferencias en las visitas por parte del progenitor que tiene la custodia; interferencia que comienza con una obstaculización leve y disimulada pero que puede llegar a ser de tal magnitud que constituye un tipo de maltrato infantil. Las estrategias suelen ser sutiles y se apoyan en creencias socialmente aceptadas, se desarrollan en la intimidad del hogar, lo que hace más difícil su descubrimiento y abordaje. Los niños que sufren este tipo de situación en esta etapa de su vida, tienen una gran probabilidad de tener varias dificultades en su desarrollo emocional y relacional.

Un ejemplo de Síndrome de Alienación Parental en el contexto de la disputa por la custodia de unas gemelas, después de un divorcio altamente conflictivo, sirve de marco de referencia para la comprensión y análisis de esta problemática.

Estos hechos muestran como las niñas son la instrumentalización de los padres para ostentar responsabilidades en cuanto a la custodia y cuidado. Frases como: “yo no castigo a mis hijas, yo corrijo y reprendo a mis hijas cuando se requiere o necesitan ser corregidas”, “si yo fuera violenta con mis hijas, el comportamiento de ellas hacia mí sería de rechazo”, una de las niñas expresa ”mi mami me quiere mucho, yo la quiero mucho, mi mami me consciente, juega conmigo, me pega con Martín Moreno que quita lo malo y pone lo bueno”; frases como estas son usadas como excusa, y quien las usa abusa de su posición e influencia sobre las hijas; otras como “mami, mi papi te manda decir que muchas gracias por la demanda que le pusiste”, “tú eres mala, mi papá no nos robó, vamos a vivir con mi papá”, tienen la intención de ir en contra del otro progenitor generando sentimientos negativos hacia éste. Además, se encontraron en este divorcio altamente conflictivo, estrategias de sabotaje, descalificación y manipulación como: Impedir que el otro progenitor pueda ejercer el derecho de convivencia con sus hijas “mi papá nos separó de ella”.

Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia de los niños y en ausencia del mismo, involucrar al entorno familiar (nuevo cónyuge, abuelos) en el, prácticamente, “lavado de cerebro” de los hijos, por ejemplo: la abuela materna manifiesta en un testimonio “el señor es agresivo y peligroso”. Ridiculizar los sentimientos de afecto de los niños hacia el otro progenitor; premiar las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre; aterrorizar a los niños con mentiras sobre la figura del progenitor ausente insinuando o diciendo abiertamente que pretende dañarlos o incluso matarlos; presentar falsas alegaciones de abuso (físico/sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor; intentar cambiar los apellidos de los hijos para que pierdan el del otro progenitor; cambiar de domicilio, incluso a miles de kilómetros, con el único fin de destruir la relación del padre ausente con sus hijos; presentar al nuevo cónyuge a los hijos como el nuevo padre o madre. Son todos estos claros ejemplos de intento de alienación parental.

Richard A. Gardner (1985) fue el primero en describir esta realidad como un desorden que surge en el contexto de las disputas por la custodia de los hijos; se considera además como una alteración que ocurre en algunas separaciones o divorcios, donde los hijos censuran, critican y rechazan a uno de sus progenitores de modo injustificado y/o exagerado. Como se mencionaba en el análisis del caso el concepto descrito por Gardner incluye el componente “lavado de cerebro”, que implica que uno de los padres, sistemáticamente y conscientemente, programa a los hijos para la descalificación hacia el otro.

Múltiples autores señalan otras estrategias que el progenitor alienante pone en juego con el objetivo de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, entre los que describen algunas características como: A. Rehusar pasar llamadas telefónicas a los hijos; B. Organizar varias actividades con los hijos durante el periodo en que el otro progenitor debe normalmente ejercer derecho de visita. C. “Olvidarse” de avisar al otro progenitor citas importantes (dentista, médico, psicólogo); D. Expresarle a los hijos que la ropa que le dio el otro progenitor es fea y prohibirle ponérsela; E) Reprochar al otro progenitor del mal comportamiento de los hijos.

Se podría seguir presentando una gran variedad de ejemplos relacionados con estrategias de desacreditación, actitudes y comportamientos dirigidos a alcanzar el fin de distorsionar la imagen y el pensamiento de los niños hacia uno de sus padres, pero lo más importante es comprender como consciente o “inconscientemente” los padres van contribuyendo a destruir los vínculos afectivos entre sus hijos y sus progenitores en una constelación de comportamientos manipuladores que sólo buscan dañar al otro, obedeciendo a los propios intereses y olvidando que es una situación de maltrato, abuso infantil o violación de derechos; obstaculizando una relación positiva y armoniosa entre el hijo/hija y sus padres. ¿Y que puede suceder cuando la estrategia de desacreditación se va incluso hasta los tribunales?.

Ps. Luisa Fernanda Parada

FundAnita IPS

 

 

 

 

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